En 1939 una embarcación proveniente de un estado, que vivía el régimen de un conocido tirano, tomó rumbo para escaparse de la muerte. Su travesía siguió por tierras tropicales, donde impensablemente, le cerraron las puertas al pueblo judío. América Latina creó restricciones a los hebreos y Colombia fue uno de los países que implementó normas antisemitas para evitar una inmigración masiva.  

Al haber escuchado rumores de los judíos, de sus artimañas, de sus actuaciones y de su religiosidad, Colombia empezó a tenerle miedo sin fundamentos claros a dicha comunidad. Algunos apoyaban la llegada de los comerciantes, otros los rechazaban porque “le iban a quitar el trabajo a la gente” pero, por decisión de unos pocos, se implementaron restricciones que podrían dar pistas de una xenofobia más sistematizada. 

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Según el artículo LA ‘CUESTIÓN JUDÍA’ EN LA PRENSA (1933-1939), en Bogotá durante el 2 de septiembre de 1936 se dio una manifestación antisemita en el centro. Las personas se enfrentaron a la llegada de este pueblo por sus implicaciones en el comercio. A su vez, pensadores y personajes de la iglesia, empezaron a definir puntos en contra de los judíos. Periódicos como El Siglo y Colombia Nacionalista criticaron su llegada y realizaron acusaciones sobre su posible relación con el comunismo, uno de los grandes temores del país desde tiempos inmemoriales.  

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“La moderna sociedad burguesa, que ha salido de entre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido las contradicciones de clase…”, este fragmento del Manifiesto Comunista, aunque es muy amplia su representación, puede dar algunas razones por las que expulsaron a pensadores y artistas del país. El hecho de tener posturas diferentes provocó el exilio de muchos personajes que pudieron haber realizado cambios significativos en cine, televisión o cultura. El miedo al comunismo es muy grande y problemático para los más conservadores porque satisface, en ocasiones, las aspiraciones de los trabajadores, los cuales en algún momento se pueden volver oposición a la tradición, generando así, caos en la mentalidad de la sociedad. 

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Ahora bien, desde la visión de expertos que se sumergen en los “archivos”, Jorge Cardona, MaryLuz Vallejo y José Fernando Hoyos se encargaron de relatar en la versión XIV del Encuentro de Periodismo algunos de los casos de xenofobia presentes en el siglo XX en Colombia. Los hechos tienen diferentes matices, pero en su mayoría representan la comicidad o incoherencia que maneja el país. Relatos ligados con la francmasonería, o incluso historias de personajes que si se hubieran quedado habrían transformado lo que hoy se relata en los libros. 

 

La xenofobia ha penetrado en América Latina, no solo por los fenómenos que se han llegado a presentar, sino también por lo que se ha visto en los diferentes países del occidente. Es importante empezar a contar que hay territorios en este continente que no son bien vistos y que más allá de sus problemas sociales y políticos, hacen parte del diario vivir de un modelo social subdesarrollado.  

El pasado y el presente han sido un comparativo que ha llegado a marcar una referencia en el continente, pero en Venezuela surge más por un tema migratorio que ha llegado a afectar a Colombia en temas de su política nacional. Hay que tener una relación de carácter migratorio con los más de dos millones de migrantes que han llegado a un país que ha tenido comportamientos xenofóbicos.  

Hay que respetarlos y no verlos como parte del problema. Los medios de comunicación también han sido cómplices de este tipo de comportamientos los cuales han hecho que se les coja un tipo de odio y resentimientos solo por venir de otro país. No son parte del problema, si no que han sido utilizados como una herramienta de un conflicto social en un país que vive en un régimen distinto.